Dos líneas en la lucha femenina actual

Por Comité de Redacción Periódico El Pueblo (Editorial edición n° 70, junio del 2018)

Más de una treintena de establecimientos educacionales, -entre liceos y universidades-
tomados o en paro al cierre de esta edición. Movilizaciones dirigidas por
mujeres organizadas y con alta disposición a luchar y desbordar. El movimiento
estudiantil de mujeres es, sin duda, reflejo del desarrollo de la lucha de clases, ya
que a nivel mundial y nacional las masas se alzan contra lo que consideran injusto
y saben que solo con lucha conquistan sus derechos.

Miles de estudiantes se sienten llamadas a oponerse al patriarcado. Han debido enfrentar temores, el reproche de algunos sectores y las críticas de ciertos conservadores hipócritas que centran en los desnudos y no en sus justas demandas.

En las marchas y movilizaciones vemos, a través de sus declaraciones, lienzos y consignas, que se avanza en comprender la relación entre el patriarcado y una economía en descomposición y servil a los monopolios. Sentimos el deber de apuntar al origen de la opresión hacia la mujer, explicando que el surgimiento de la propiedad privada de los medios de producción creó las condiciones históricas para relegar a la mujer popular a un lugar secundario, subordinada y doblemente oprimida. Por ello, la furia revolucionaria de la mujer debe ser parte del gran torrente de furia popular que se va desenvolviendo para acabar con la sociedad de clases.

El movimiento feminista, como todo movimiento de masas, tiene un ala izquierda y otra de derecha:

A la izquierda encontramos a todas las compañeras que buscan guiarse por una línea de clase al servicio del pueblo, que se conmueven con la situación de mujeres que viven en forma más pesada la opresión patriarcal y buscan el camino para unirse a ellas en la lucha, porque saben que no todas las mujeres pueden combatir en la misma trinchera. En las enemigas mencionar a Bachelet y sus manos manchadas de sangre obrera, mapuche y de niños y mujeres populares. Este sector asimismo, deslinda con el gobierno y el viejo Estado e impulsa acciones combativas para conquistar sus demandas.

A la derecha del movimiento está el oportunismo, que busca desviar la lucha por el camino burocrático, pacifista, legalista y de conciliación de clases, que deje intacto el sistema sobre el cual se desenvuelve el patriarcado. En lugar de impulsar la lucha, quieren que toda la energía se oriente solamente en lograr protocolos contra los abusos, que sin organización y movilización, terminarán por no aplicarse.

Algunas enseñanzas que va dejando la lucha femenina

Al cubrir la marcha feminista, los medios monopólicos aparentan simpatía, pero el 16 de mayo, al referirse a la masiva marcha, intentaron aislar a las combativas compañeras del resto de la manifestación. Por ejemplo, un periodista señaló que existen “grupos tratando de manchar esta manifestación”. ¿Qué es para ellos manchar la manifestación? Que no se haga a la medida de la intendencia, que desborde en acciones combativas y que las compañeras pasen de las demandas específicas de cada casa de estudio a demandas políticas revolucionarias contra el viejo Estado.

En síntesis, todo lo que para la prensa monopólica significa “manchar” la marcha, en realidad es hacerla avanzar. ¡Qué más quisieran ellos que esta movilización se limitara a exigir normas que sean respondidas en el parlamento! Si la voz de las mujeres alzadas se ha escuchado es porque han salido a la calle y persiguen el camino de desarrollar la protesta popular.

Ese mismo día, en el momento en que una parte de la marcha atacó a FF.EE., un grupo de mujeres salió en auxilio de Carabineros y se enfrentó a quienes protestaban. Otro grupo de cinco mujeres se abrazó con una mujer de FF.EE. Estos hechos reflejan las ideas atrasadas que existen en las luchas feministas, ya que al centrar en la contradicción entre hombre y mujer, terminan uniéndose a una rancia institución, a quienes reprimen al pueblo mapuche, las movilizaciones sindicales, las protestas estudiantiles, manosean a las detenidas y hasta las han golpeado, provocándoles abortos. Incluso en el LUN, diario de Agustín Edwards, se hacía alarde de cómo el gobierno de Piñera se valió del separatismo para sofocar la protesta popular, sacando a la calle policías mujeres.

Esta movilización se ha caracterizado por su masividad, sus demandas y por incluir al fermento femenino que no se había incorporado en otras luchas. Por una parte, el separatismo presente en algunas tomas se basa en la justa necesidad de contar con instancias para que las mujeres se expresen libremente y asuman acciones, e incluso se desarrollen como dirección del movimiento.

Por otra parte, el separatismo también expresa las posiciones de feministas que se han radicalizado desde una concepción que centra en el individuo y no en el colectivo. Con ello no harán más que debilitar y aislar la justa lucha de las mujeres, dificultando el avance hacia justas posiciones clasistas.

La misma “Chepa”, Patricia Troncoso, luchadora mapuche y junto a otras lamgnen, evidenciaban en un foro universitario –previo a la ola de tomas- una cierta desconfianza hacia posiciones feministas que terminan debilitando el movimiento. ¡Cuánto saben las mujeres mapuche sobre la necesidad de fortalecer los movimientos para que persistan y enfrenten a sus enemigos!.

Construir movimiento femenino bajo línea clasista y ligado a la lucha revolucionaria del pueblo es inevitable, porque esta ola de tomas se levantan para recordarnos que sin mujer no hay revolución posible.

Fuente: ElPueblo.cl