Situación y perspectivas ante la finalización de las conversaciones de paz por Duterte

El Partido Comunista de Filipinas (CPP) asume el consejo del Profesor José M Sison, Principal Consultor Político del Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), de que el NDFP ya no puede negociar con el Gobierno de la República de FIlipinas (GRP) con Duterte al frente. El Partido y el Nuevo Ejército Popular (NPA), como miembros aliados del NDFP, esperarán por la convocatoria del Consejo Nacional del NDFP y la pronta publicación de su decisión.

«Efectivamente, ha quedado bien claro que las conversaciones de paz con el GRP con Duterte al frente no iban a ninguna parte. Duterte ha demostrado ser un terco presidente antipaz y belicista. Demostró una completa falta de voluntad de atender a la exigencia de reformas socioeconómicas sustanciales. Finalizó prácticamente las negociaciones de paz al insistir en que las conversaciones se celebrasen en Filipinas, algo que el NDFP obviamente rechaza porque viola el Acuerdo Conjunto sobre Garantías de Seguridad e Inmunidad (JASIG, por sus siglas en inglés) que estipula que las conversaciones deben celebrarse en terreno neutral extranjero. De lo contrario, esto solo permitiría al GRP detener las conversaciones y someter a los negociadores del NDFP a los ataques armados del GRP y las AFP».

Desde el principio, Duterte no cedió una pulgada al exigir al NDFP que firmara un acuerdo bilateral de alto el fuego sin comprometerse con las reformas socioeconómicas básicas que el pueblo demandaba. Solo se interesa por crear una ilusión de paz, sin conseguir una paz justa y duradera. El concepto de paz de Duterte es el consentimiento a la opresión y la explotación.

En cambio, el NDFP demostró flexibilidad al aceptar una retirada de una semana antes de la reanudación de las conversaciones y un acuerdo bilateral de alto el fuego como parte de un paquete de acuerdos que incluían acuerdos sobre reformas agrarias y desarrollo rural e industrialización nacional y desarrollo económico, así como una declaración de amnistía general.

Duterte, sin embargo, no obtendrá nada de ello. Para él, las conversaciones de paz son una simple herramienta para someter y paralizar la resistencia popular armada y no un medio para abordar los problemas que son la raíz de la guerra civil. Al final, canceló las negociaciones de paz programadas para no tener que interrumpir la campaña de intensificación de ofensivas militares de 2018 que están siendo llevadas a cabo por las AFP y la Policía Nacional de Filipinas (PNP).

Duterte planea montar un espectáculo sobre las denominadas «consultas de paz», que no son más que un mero espectáculo público para fingir que está a favor de la paz. En esencia, estas denominadas consultas no serán más que Duterte y sus secuaces hablando con sus propias sombras, no muy diferente del interminable baboseo público de Duterte.

EL Oplan Kapayapaan está condenado al fracaso

El objetivo del Oplan Kapayapaan (Plan de Paz) de Duterte es aplastar al Nuevo Ejército Popular (NPA) antes de finales de 2018. Está precipitando el reclutamiento de 15000 tropas adicionales. Desde comienzos de año, las AFP efectuaron varias ofensivas y una guerra sin cesar contra civiles asediando a las comunidades civiles. Desplegaron cerca de cien batallones (diez de ellos nuevos) de tropas de combate por todo el país, el 75% de los cuales cubre todo Mindanao con cerca del 50% de los desplegados exclusivamente contra las fuerzas del NPA. Un simple 25% de los batallones de las AFP cubren el resto de las zonas guerrilleras en Luzón y Visayas.

El Oplan Kapayapaan de Duterte está condenado al fracaso. Políticamente, se está distanciando de las amplias masas de campesinos y pueblos minoritarios como resultado de asesinatos injustificados, arrestos y detenciones ilegales, reclutamiento obligatorio, «rendiciones» forzadas y abusos militares desenfrenados. Se está distanciando de las masas rurales por intentar convertir miles de hectáreas de tierra en plantaciones comerciales y puestos de minería.

Militarmente, Duterte está haciendo un uso excesivo de sus fuerzas (con al menos 15 o 20 soldados en cada barrio llevando a cabo las llamadas operaciones de «paz y desarrollo») en un inútil plan por asediar miles de barrios por todo el país, todo al mismo tiempo. Sin embargo, incluso con todas sus tropas de combate, las AFP solon pueden cubrir menos de la mitad del total de barrios dentro de la zona de operaciones del NPA. Incluso con la ofensiva total de las AFP, queda espacio suficiente para que las unidades del NPA realicen maniobras, para efectuar ofensivas tácticas, llevar a cabo trabajo de masas, construir órganos de poder político, para reclutar y entrenar a más Combatientes Rojos y para fortalecerse en general.

Teniendo en cuenta los informes que indican que las AFP gastaron alrededor de 3000 millones en los cinco meses del asedio militar de Marawi, Duterte probablemente tendra que invertir entre 20000 y 30000 millones de dólares de dinero público para mantener sus autodestructivas ofensivas militares contra el NPA y el resto de combatientes armados del puebo Moro en los próximos seis meses. Las AFP dependen cada vez más de Estados Unidos para su financiación militar extranjera.

Es probable que se repitan los encuentros y desencuentros de las AFP y la PNP, no solo como resultado de una mala coordinación, sino también debido a las rivalidades capitalistas burócratas y criminales que continúan intensificándose entre oficiales militares y policiales que persiguen el control exclusivo de las zonas de operaciones así como el control del comercio local de drogas, juegos de apuestas, sobornos, etc…

El pueblo filipino exige el fin de la ocupación militar de las comunidades rurales y la política de guerra total dirigida contra civiles. La comunidad local e internacional exige respeto por los derechos humanos y el derecho internacional humanitario que las AFP y la PNP pisotean impunemente bajo órdenes de Duterte.

Tras medio año de ofensivas sin cesar y más de un año de la ley marcial de Mindanao, las AFP no han causado un daño significativo al NPA. El NPA se ha adaptado rápidamente a las tácticas de enjambre y el resto de tácticas de las AFP, aplicando tácticas guerrilleras de dispersión, desplazamiento y concentración, movimientos rápidos y envolventes para mantener al enemigo ciego y sordo y haciendo que desperdicie energía y recursos en operaciones prolongadas. Las amplias masas de campesinos y minorías nacionales se están alzando contra los abusos de las AFP, la PNP y los paramilitares.

La dirección central del Partido y el Comando de Operaciones Nacionales (NOC, por sus siglas en inglés) ya han emitido órdenes y directivas al NPA para frustrar el Oplan Kapayapaan. A pesar de reveses anteriores en algunas zonas, el NPA puede contar con seguir su crecimiento nacional de forma constante durante este año.

Altas probabilidades de destituir a Duterte

En su línea por acelerar su saqueo burócrata capitalista y establecer su gobierno autocrático, el tirano Duterte ha pisoteado los amplios sectores democráticos en Filipinas, dando como resultado su extremo aislamiento del pueblo. Todos los días, el clamor por su destitución crece fuertemente y resuena por todo el país. En medio del empeoramiento de la crisis y la opresión fascista, el pueblo filipino está decidido cada vez más a presionar por la dimision o la destitución de Duterte por cualquier medio.

Cada acto de poder absoluto invita a la hostilidad e incita a más personas a resistir su creciente gobierno autocrático y sus planes de imponer la ley marcial a nivel nacional y de establecer una dictadura fascista. Ha usado las fuerzas armadas estatales y la policía para desatar una violencia generalizada y la represión contra el pueblo.

Duterte se ha enemistado con los amplios sectores democráticos con palabras y hechos. Se ha distanciado del pueblo filipino, especialmente de los pobres, con su total desprecio por los derechos humanos y los abusos fascistas desenfrenados;

  • su obsesión con el asesinato y la campaña de asesinatos en masa con la excusa de la guerra «antidrogas»;
  • su represión contra los llamados «tambays» [vagabundos] en las ciudades y barrios marginales urbanos;
  • su implicación en el contrabando y el tráfico de drogas y el uso de las fuerzas del estado contra los capos de la droga rivales;
  • su imposición de impuestos agravantes causando un fuerte aumento en el costo de la vida;
  • su corrupción en contratos gubernamentales para proyectos de infraestructura;
  • su rechazo a atender la exigencia de los trabajadores de aumentos salariales y eliminar la contractualización;
  • su uso de la fuerza policial para reprimir huelgas obreras;
  • su indiferencia ante millones de personas sin hogar y las amenazas de violencia contra ellas;
  • su indiferencia ante la difícil situación de cientos de miles de conductores de transporte público; su narcisismo y misoginia; su intolerancia contra los creyentes religiosos;
  • su guerra de destrucción en Marawi y las continuas ofensivas militares contra el pueblo Moro para tomar el control y establecer su dominio sobre Bangsamoro;
  • su Oplan Kapayapaan y la guerra sin cesar contra civiles en zonas rurales para sofocar su lucha por una verdadera reforma agraria y defender sus tierras ancestrales; etc…

«Duterte es odiado por el pueblo filipino por echar abajo la dignidad nacional del país hasta el más bajo nivel en medio del ruído de sables de los gigantes militares del mundo dentro del territorio marítimo del país y las zonas reclamadas. Ha permitido a China construir sus instalaciones militares y atrincherarse en el Mar del Sur de China y dentro de los territorios marítimos reclamados del país. Al mismo tiempo, ha permitido que las fuerzas armadas de los EEUU fortalezcan su posición en Filipinas construyendo sus instalaciones en Palawan, Pampanga, Tarlac, Cagayan de Oro y otros para posicionar y almacenar armas».

En menos de dos años, se ha aislado nacional e internacionalmente. Por tanto, hay una alta probabilidad de que Duterte no pueda completar su mandato de seis años y será expulsado de Malacañang mediante un aumento en las actividades de protesta antifascista o por otros medios. Mucho más débil que la dictadura de Marcos, el régimen EEUU/Duterte posiblemente sea derrocado en un corto período de tiempo.

El Partido insiste en su llamada a todas las fuerzas revolucionarias, progresistas y demócratas para realizar un esfuerzo sin tregua por fortalecer y expandir aún más el amplio frente unido y agrupar a todos los sectores que han sufrido bajo el régimen de Duterte y provocar el levantamiento de millones de filipinos para resistirse al saqueo burocrático, titiritero y fascista de Duterte y derrocar su gobierno tiránico.

Traducido al español por Redspark
Fuente original en inglés:
Frente Democrático Nacional de Filipinas