Marx y los dos tipos de violencia

En el marco de la conmemoración de los 200 años del natalicio de Carlos Marx, es esencial saludar los aportes que le entregó al proletariado y el pueblo en general, a través de textos como el Manifiesto Comunista, donde este jefe proletario entrega el programa de la clase, cuya primera frase dice “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases (…) opresores y oprimidos se enfrentaron siempre”, y termina con que los objetivos de los comunistas “solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia el orden existente”.
Así es como dos violencias se enfrentan en la lucha de clases: la violencia reaccionaria, aquella que ejercen las clases opresoras contra el pueblo para perpetrar su dominación, y la violencia revolucionaria, aquella ejercida por los oprimidos que surge de la rabia contra los opresores y que de manera organizada los irá golpeando hasta derrocarlos.
En los 17 años que duró la Junta Militar Fascista, pudimos observar cómo desde el régimen militar se aplicaba la más despiadada y miserable violencia reaccionaria, violando, torturando, desapareciendo y asesinando a cualquiera que se opusiera y luchara contra el régimen del tirano. Por su parte, el Pueblo resistía heroicamente aplicando la violencia revolucionaria, levantándose en armas para derrocar este régimen, demostrando con hechos que la violencia es partera de la historia y que en medio de la lucha de clases se toma posición por la reaccionaria o la revolucionaria.
Han pasado 20 años desde el cambio de régimen y la violencia reaccionaria la sigue ejerciendo el Estado, ahora disfrazada de “democracia”, a través de todo su aparato militar y policial que reprime al pueblo mapuche y al pueblo chileno. Aún tortura, desaparece y asesina a hijos e hijas del pueblo, como Macarena Valdés, Juan Pablo Jiménez, Manuel Gutiérrez, Alex Lemún y tantos más.
También así, la violencia revolucionaria del pueblo brota a lo largo de todo el país en respuesta a la explotación y por su derrocamiento, sobre todo, donde más hay opresión, como en el Wallmapu, Quinteros, poblaciones como La Victoria, Villa Francia, Lo Hermida, etc.
Por esto, cada 11 de septiembre, más que recordar con tristeza y pesimismo a los caídos en lucha durante la Junta Militar Fascista, es importante tomar su ejemplo de valentía y arrojo, defendiendo la necesidad de la violencia revolucionaria por justicia para los y las familiares de detenidos asesinados y desaparecidos, por cadena para los torturadores, y para acabar de una vez por todas con la opresión de nuestro pueblo, lo cual solo se logrará con la Revolución en nuestro país.
Fuente: FERP